¡Hola a todos!
Me gustaría hablaros de un tema que se está tratando últimamente dentro del ámbito de la educación en Europa, en general, y en nuestro país, en particular, en este caso, de la capacidad profesional docente.
Después del visionado de dos vídeos, en los que aparece el profesor Pepe Moya, inmerso en distintos programas de investigación e innovación, junto a otros profesores como Javier y el coordinador general del proyecto Atlántida y pedagogo Florencio Luengo. Que nos muestran su proyecto de observación, en el que se manifiestan las posibilidades de esperanza y mejora de cambio en la educación. Quisiera informaros un poco de lo que se trata y animaros a que sigáis buscando al respecto, puesto que es un tema que nos concierne especialmente.
Como todos sabemos, nos encontramos ante cambios importantes en el sistema educativo, pero ¿cuáles son exactamente estas novedades?
Según Moya, se trata de un cambio en las expectativas y nuevas exigencias por parte de la sociedad. Esta aspira a que los centros educativos trabajen con varios idiomas y estudiantes de distintas culturas, además que se promueva la tolerancia y la cohesión social, que respondan con eficacia a los alumnos desfavorecidos o con problemas de aprendizaje y conducta e incluso que utilicen las TIC y se mantengan actualizados constantemente. Todo eso, lo podíamos agrupar dentro de los dos derechos fundamentales: por un lado, se admite que vivimos en sociedades plurales, por lo que no debe haber una cultura dominante, sino convivencia entre todas. Por otro lado, nos encontramos ante la necesidad de desarrollar una escuela inclusiva, que no deje fuera de la educación universal a ninguna persona.
A todo ello, hay que añadirle una mayor exigencia a los docentes, pues estos deben mejorar su profesionalidad, a través del análisis cuidadoso, la elección de objetivos, la reacción a las necesidades específicas o una continua reflexión sobre el proceso, entre otros; por lo que vemos cómo los profesores deben asumir más responsabilidades. Igualmente, cabe añadir que según un estudio los profesores gozan de un mayor prestigio social; sin embargo, la mayoría tiene una baja autoestima profesional. Ello produce una difícil situación. Cabe destacar la idea que subraya la OCDE de que los docentes deben actuar como investigadores y solucionar los problemas que surjan.
En este sentido, podemos observar cómo se dibuja un nuevo tipo de profesionalidad. Esto significa que hay que comprender en sentido amplio las instituciones educativas y desenvolverse en ellas, además de contemplar las oportunidades de aprendizaje, no solo las obligaciones. Para ello, es fundamental tanto la reflexión personal como la colectiva. Ante todo, debemos tener en cuenta la diferencia hay entre capacidad y competencia: podemos considerar que la capacidad es una posibilidad, un elemento antropológico. Mientras que la competencia es el desempeño, un saber en acción. El reto, en este caso, es conocer las capacidades de los docentes.
Después de poneros un poco en situación, cabe hacer hincapié en ¿qué entendemos por capacidad profesional docente?
Esta se desarrolla cuando encontramos un equilibrio entre las competencias individuales e institucionales, mejorando la cultura escolar, así como el conocimiento y la cultura profesional. Estos elementos son la clave para modificar los valores y las formas de pensar y con ello, conseguir responder a las nuevas exigencias.
Otra de los aspectos que destaca Moya es la gestión del conocimiento dentro de la escuela. Como dice este profesor, tenemos un conocimiento explícito y otro implícito, pero lo realmente importante es la combinación de estos, cuando hay una relación y unas consecuencias. Debemos ser capaces de formular y compartir. Se manifiesta la importancia de la colaboración tanto dentro del mismo centro, como junto a otras instituciones, se trata de ampliar las fronteras.
Ahora bien, nos podemos preguntar ¿cómo podemos hacer esto?, la respuesta la encontramos en la metodología, debemos insistir en la Investigación, la Reflexión y la Acción, lo que permite una mayor participación de las comunidades profesionales. Aquí, hay que tener en cuenta cómo construir nuestra capacidad de juicio.
Esta nueva concepción, todavía está en construcción, los autores proponen que nos familiaricemos con esta idea y diseñemos planes de mejora relevantes para cada centro, junto con la ayuda de los asesores. Esto provocará mejorar las capacidades de aprendizaje de nuestro alumnado.
En definitiva, debemos encontrar una visión y sentido compartido, fortalecer nuestra profesión y tener en cuenta que un sistema educativo es un sistema de cooperación. Se trata de un largo camino que nosotros como docentes y futuros docentes debemos recorrer.